Con pocas cosas encima, o eso dice mi anfitrión. Es una sensación muy rara este billete de ida.
No me fui de Sevilla como hubiera querido, pero ahora toca intentar pensar en otras cosas.
Fuera las lentillas, para que los ojos se recuperen.
(estoy en Madrid, Bilbao es la boca por donde salí a ella)