Paola es un sitio bastante feo, y cuando pienso en esa estación lo primero que me viene a la mente no son más que caras tristes, frío, retrasos, despedidas, bye, bye, au revoir.Después en realidad vienen las ilusiones que acompañaban a todas esas inclemencias, Paola, parada obligatoria para todos los viajeros que van y que vienen, la puerta al mundo (de salida, pero también de entrada, por supuesto).
Es odioso estar en Paola. Pero también es genial llegar allí, después de horas y horas (y más horas) de viaje, y saber que entonces ya solo te faltan 20 minutos para llegar a Castiglione.
El día del video, de todas formas, me pareció lo más bonito del mundo bañarme con las montañas de fondo. Y ahora hace un año de eso. Snif
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