1.3.11

Los pucheros son:

Los pucheros, al igual que las opiniones, son como los culos: todo el mundo tiene una forma de hacerlo (o de usarlo, en el caso del culo), y no hay dos exactamente iguales.

Todo el mundo tiene su teoría, y por supuesto, todo el mundo tiene una madre, una abuela y/o una tía que tiene también su propia forma, aderezada por años y años de práctica.

Como bien sabeis, la cocina no es ni mi fuerte ni mi pasión, pero de vez en cuando es divertido hacer una de esas cosas que se supone que son mágicas: metes todo en la olla y ya está. LA PRIMERA MENTIRA.

De hecho, eso fue lo que me dijo mi abuela ayer cuando la llamé para preguntarle. ¿Tienes todos los avíos? Pues ya está.

Luego resultó una conversación de unos 40 minutos de la que extraje la siguiente información valiosa:

- Es importante lavar los avíos antes de echarlos, porque por lo visto están hechos principalmente de sal (y un pequeño porcentaje de partes de animales).

- Hay que "espumarlo". ¿Qué es espumar? Pues es quitar una espuma que supuestamente debe aparecer en algún momento (ahora mismo estoy esperándola, de hecho escribo en la cocina porque mi abuela me repitió varias veces que no se me olvidara, que me cargaría el caldo si la dejaba ahí). Me hallo intrigada por saber de dónde viene esa espuma, a la vez que emocionada por poder al fin usar la espumadera para el noble fin que le dio su nombre.

- La tercera cosa a tener en cuenta es la que causa más presión: el puchero no debe dejar de hervir EN NINGÚN MOMENTO. Si añades agua tiene que estar lo suficientemente caliente como para que el hervor no pare. Porque si eso sucede los garbanzos se pondrán duros, y nunca más volverán a su ser (de esos errores salen los pucheros esporádicos que recuerdas pensando que tu madre no había dejado los garbanzos el tiempo suficiente, pues no, no era eso, las madres no son tan tontas como para retirar la olla del fuego antes de lo previsto)

(me pregunto cuándo va a salir la espuma...)

En fin, después hablé con mi madre, que me dio su propia versión de los hechos, así que añadiendo un poco de una y un poco de otra, puse en la olla la fusión de todo (luego subiré foto de lo feo que es un puchero antes de hacerse, no como las lentejas que quedan tan bonitas...).

Sale la espuma. El experimento está en marcha. En próximos episodios contaré qué tal ha salido, y también relataré el aterrador momento en que descubrí que el tocino (una de las cosas que se le pone al puchero) tiene PELOS.

(Las indicaciones hechas en este artículo están basadas en los pucheros de mi madre y de mi abuela. Cualquier parecido con pucheros de otras madres o abuelas es pura coincidencia).

1 comentario:

mifune dijo...

El resultado lo comprobaremos en breve.... :P