Days in Broken

A los 5 minutos de montarme en el coche me arrepentí de haberme decidido a subir. Con 11 años supe que una de las cosas que más iba a odiar a lo largo de mi vida eran las discusiones que nada tenían que ver conmigo. Por algún extraño motivo no soy capaz de desconectar y dejar que todo me resbale, sino que mi cuerpo se pone tenso, rígido, sin ser capaz de hacer nada hasta que pasan los gritos. La única forma que tengo de evitar esa sensación es la huida. Por eso hoy a las 6 de la mañana estaba en un coche rumbo al hogar, dulce hogar. Qué tortura, a ver si no se me olvida más que allí no voy a descansar ni nada que se le parezca.
Lo único bueno que saqué, fue la tarde del sábado. A la hora del almuerzo, el salero protagonizó una escena que acabó con mi prima confinada en su cuarto. Me pasé el encierro con ella, durmiendo, escuchando música, leyendo... Me regaló un cocodrilo en agradecimiento por mis servicios como contrabandista de donuts y me estuvo preguntando por los detalles más "escabrosos" de mi vida. Contesté sus preguntas, no sin antes asegurarme que yo conocía también los de la suya (hay que cubrirse las espaldas frente a los chantajes, no sabeis cómo son estas crías de 11 años xD).
Y la conversación terminó con una frase suya que me llegó directa al corazón: "No sé, yo que te veía siempre con gafas, tan empollona, y escuchando música tan rara... y resulta que al final haces las mismas cosas que el resto del mundo." "¬¬ para que veas lo que me conocéis" "no te conocemos nada"
En fin. La pobre tampoco se imagina la cantidad de gente que hay en el mundo que escucha esa música rara, lo cual le quita la etiqueta, no? Aysh... con esos tonos que lleva en el móvil, y esa vida lujuriosa que empezó con 8 años... rezaré por la salvación de su alma.

De fondo: Death Cab for Cutie - A movie script eding