Es que a mí últimamente, a poco que bebo me agarran la tristeza y los recuerdos, igual que me sorprendieron ayer rodeada por todos esos libros de 1 euro entre los que no estaba Son de mar ni estaba él para llevarme de la mano a ver algo en el Avenida. Lo que pasa es que cuando bebes te da igual de todo y te sientas mirando al infinito, o te quedas de pie con los ojos cerrados intentando que la música llene tus conductos cerebrales y no quede ni un resquicio para echar de menos. Pero si el flashback en cuestión te coge por sorpresa, sin sustancias que alteren las aptitudes psicofísicas de por medio, no queda más remedio que volver a la realidad e ir a reirte con los títulos de los libros de autoayuda ( y dar gracias de no andar tan desesperada como para aprovechar la oferta de 5 x 2'95).
De fondo: Dover - I hate everybody else (I'm so sick of myself...)
No hay comentarios:
Publicar un comentario