Cuando el olor de tu cama no te pertenece, aún después de descubrir con sorpresa que las sábanas estaban limpias. Cuando no hacen falta alarmas porque te despiertan las discusiones, sea la hora que sea, del día que sea. Cuando tienes que callarte una vez, y otra, y otra. Cuando no aguantas más y pones mala cara, y acabas gritando por cualquier estupidez que no tiene que ver ni de lejos con los verdaderos motivos. Cuando aún durante las sonrisas y los mimos de 2 niños pequeños empiezas a preguntarte si merece la pena. Aún en una mesa con alcohol que trae olvido momentáneo, olvido que dura un parpadeo, porque los niños hacen el cafre en algún sitio, y la pequeña llora. Cuando la sombra de las peleas planea continuamente, cuando las sonrisas son un bien escaso y tan frágil que ni siquieras las esbozas porque el sonido que hacen al romperse es peor que cualquier otra cosa. Cuando ya ni siquiera te parece aceptable la idea de pasar allí un fin de semana. Nunca lo hice, pero ahora menos que nunca: qué sentido tiene llamar a ese sitio "mi casa". :'(
De fondo: Phantom Planet - Lonely Day
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