Crónica de 2 días. Parte negativa (aviso: no sé si tendré tiempo para la positiva)

Es como en verano. Otra vez el nudo. Otra vez las manos invisibles que estrangulan lentamente mi cuello, dejando el espacio justo para que solo pueda salir la palabra "sí". Sí, me quedo. Sí, vengo a comer. Sí, voy al teatro. Sí, alas de mosquito, sí todo, sí todo con tal de que no te des cuenta de que me aguanto constantemente las ganas de llorar, con tal de acabar rápido las conversaciones y que no notes que me tiembla la voz porque estoy siendo estrangulada por este nudo cada vez más fuerte, cada vez más enredado. Sí, me voy a la cama, sí, a intentar deshacerlo llorando. Y aunque parece que se me pasa, es mentira, porque cuando me levanto con ese asqueroso pitido dentro de los oídos, vuelve a estar ahí, más atenazante que nunca, con menos motivos que nunca porque te acabas de levantar y aún no ha pasado nada. Pero es como si de esas paredes verde horrible salieran manos por las noches que se meten en mi garganta y dan vueltas, y más vueltas, haciendo un nudo que ya ni con chocolate consigo hacer bajar.